El suicidio causa más muertes que los accidentes de tráfico, trabajo y homicidios juntos

El suicidio provoca en España más muertes que los accidentes de tráfico, los laborales y los homicidios o asesinatos juntos, según un estudio presentado hoy en Valencia por el profesor de la Universidad del País Vasco Enrique Echeburúa.
Este estudio ha sido presentado en el marco del décimo congreso internacional de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS), que se celebra en Valencia hasta el sábado, y dentro de la conferencia titulada «Detección e intervención temprana en pacientes con riesgo alto de suicidio».
En 2012 en España se registraron 3.539 suicidios consumados, el 77 por ciento de hombres, mientras que los homicidios o asesinatos provocan entre 1.000 y 1.500 muertes anuales, los accidentes de coche unos 1.300 y los accidentes laborales alrededor de 550 en 2013.
«A diferencia de lo que sucede con los accidentes de tráfico o laborales, que se han logrado reducir gracias a medidas concretas y campañas de sensibilización, con el suicidio no hace nada para tratar de reducir su prevalencia», según este profesor.
Todo ello a pesar, añade, de que «las cifras de suicidios en España pueden estar subestimadas, de forma que los datos reales podrían ser entre un 10 y un 30 por ciento superiores, dado que cuando las evidencias no son claras se camuflan con la complicidad de médicos o forenses para evitar la estigmatización».
«Son los casos de determinadas caídas, sobredosis o ahogamientos los que se camuflan. El suicidio es la muerte más devastadora, porque al dolor de la pérdida se añade el derivado de la culpa y las explicaciones. El drama es mayor», señala Echeburúa.
El suicidio, según ha expuesto este experto, es «muy raro» tanto en animales como en humanos debido a una «pulsión darwiniana por la vida», motivo por el cual «hay que preguntarse los motivos por los cuales se rompe esa pulsión».
Como componentes básicos en la mayoría de los casos de suicidio, Echeburúa apunta a un intenso sufrimiento interno, la carencia de recursos (tanto materiales como psicológicos) y la desesperanza ante el futuro.
«La crisis influye poco en el suicidio desde un punto de vista macrosocial», indica, con una cifra de suicidios consumados «relativamente estable» entre 2.500 y 4.500 anuales en España.
En el mundo se dan alrededor de 800.000 casos anuales, con especial incidencia en países de la antigua Unión Soviética y su órbita, mientras que España se sitúa en el extremo opuesto, con la tercera menor tasa de Europa.
Entre las causas de esta menor prevalencia, que el profesor no ha detallado por no ser ámbito de su investigación, ha citado como posibles la mayor luminosidad, el peso de la familia o las relaciones sociales.
Los suicidas suelen tener entre 40 y 60 años de edad, si bien se registran «picos» de incidencia entre los mayores de 60 (el 37 %) y entre quienes tienen entre 15 y 30 años (29 %).
Los métodos elegidos por los hombres suelen ser más violentos (horca o disparos), mientras que entre las mujeres son más frecuentes las tentativas de suicidio con métodos menos agresivos (cortes, gas o fármacos).
En general, los más usados son asfixia (por horca -habitualmente infalible, según ha explicado- o inmersión), traumatismos (atropello, lanzamiento desde altura, uso de armas blancas o de fuego) e intoxicaciones (gas o fármacos).
Entre el 80 y el 90 por ciento de los suicidas presentan algún trastorno mental, si bien se dan ciertos casos de suicidio «por balance» en gente «lúcida» que alcanza la conclusión de que no le merece la pena seguir viviendo.
Estos trastornos mentales están relacionados mayoritariamente con la depresión grave, la esquizofrenia, el alcoholismo o drogodependencia, anorexia o trastorno límite de la personalidad.

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